Somos pecadores. Por eso no basta que Dios se haya revelado a sí mismo para visitar nuestra ignorancia. Tuvo que tomar, además, la iniciativa de actuar para salvarnos de nuestros pecados. Comenzó en los tiempos del Antiguo Testamento. Llamó a Abraham desde Ur de los caldeos, haciendo una nación de él y de sus descendientes, librando a éstos de la esclavitud de Egipto, haciendo un pacto con ellos en el Monte Sinaí, dirigiéndolos a través del desierto a la tierra prometida, guiándolos y enseñándoles
Page 22